LAS
POLÍTICAS SOCIALES Y LA APERTURA DEL ESPACIO PROFESIONAL.
Quiroz
y Osorio definen "el espacio profesional como el ámbito de trabajo y, al
mismo tiempo, de posibilidades de logro que liberadamente conquista el
Trabajador Social y sus aliados dentro de las políticas sociales y las
instituciones específicas y que muestran un claro argumento a favor de los
sectores populares.
Espacio
profesional se configura en relación con dos elementos importantes:
·
El relacionamiento de las clases sociales
expresadas en políticas sociales
·
La capacidad teórica y técnica con la que
el Trabajador Social interviene en la administración de las políticas sociales.
a) En
la magnitud que los sectores populares incrementen sus demandas por beneficios
sociales y que los Estados puedan dar respuestas a sus aspiraciones, en virtud
de ello, se logrará la ampliación del espacio profesional sino este se reducirá
si los sectores populares son reprimidos por un Estado que ignora sus presiones
y necesidades.
Recientemente
en la historia latinoamericana hay ejemplos de gobiernos que incorporan las
aspiraciones populares y, al mismo tiempo, multiplican las posibilidades de
acción profesional, enfocando a la reflexión sobre mejorar la calidad de la
formación que se imparte en las Escuelas de Trabajo Social y se eleve la
producción científica sobre la materia.
b) La
importancia de la formación teórica y técnica del Trabajador Social en la
actualidad latinoamericana y habiendo comenzado a revisarse críticamente el
proceso de reconceptualización, se manifiesta que existen aún Trabajadores
Sociales con una formación deficiente, lo que ha generado profesionales con
pocas posibilidades de decisión, con limitaciones intelectuales e inadecuación
entre lo aprendido y la práctica.
En
la práctica profesional contradictoria se generan tendencias; la primera, por
hacer de esa práctica un instrumento de la institución; y la otra tendencia
lleva a menospreciar la técnica por una teoría mal asimilada que, cuando se
pretende concretizar, no encuentra su validación en el terreno.
Una
y otra tendencia ha producido, sobre todo a partir de la década de los setenta,
aquello que podemos nombrar la pérdida de identidad profesional. Expresándolo
como pérdida porque el Trabajo Social latinoamericano en sus orígenes, y antes
del proceso de reconceptualización, tenía identidad profesional; basada en
valores morales propios del humanismo liberal y/o en una concepción de tipo
religioso. En cuanto a los elementos constantes, son los que constituyeron el
Trabajo Social históricamente; por un lado, han sido dados por su objeto de
acción: "el hombre y sus necesidades"; éstas han variado en magnitud
y dimensión de acuerdo con el grado de explotación al que han sido sometidos
los sectores desfavorecidos.
El
nivel macrosocial, definido a partir de la intervención específica del Trabajador
Social, permitiría resolver con más claridad los interrogantes que se plantean
sobre ese objeto de acción del Trabajo Social, el profesional no puede dejar de
actuar satisfaciendo las necesidades apremiantes de los sectores sociales
desfavorecidos, los cuales transforman la vida cotidiana del individuo
carenciado en una situación dramática y difícil, agudizada por la crisis actual
del sistema capitalista.
Para
el Trabajo Social latinoamericano es un reto fundamental recuperar la identidad
profesional, a través de una toma de conciencia de la realidad de las tareas
que desempeña. En consecuencia, podemos concluir que la pérdida de la identidad
profesional está íntimamente ligada con el tema del espacio profesional; la
menor identidad profesional va acompañada de una disminución de la capacidad
teórica y técnica del Trabajador Social, que va estrechando los espacios
profesionales, aún en contextos socio-políticos favorables a su
aplicación. La identidad profesional del
Trabajador Social tomara fuerza en la medida que acoja una postura científica y
logre una preparación técnica aptas a las tareas que debe realizar en beneficio
de los sectores sociales desfavorecidos.
Las
posiciones "dogmáticas" que consideran que, en el sistema
capitalista, no es posible ejercer la profesión en favor de los sectores
populares; y también de la postura a-crítica tradicional que sostiene una
pasiva aceptación de los fines impuestos por las instituciones ya que retardan
ambas la administración de los servicios sociales y estrechan el espacio
profesional, siendo arriesgado
Porque
la primera lleva a no cumplir con responsabilidad el ejercicio profesional; y
la segunda porque hace rutinaria y empirista la actividad del Trabajador
Social.
Este
tema finalmente concluye que la ampliación del espacio profesional gracias a la
recuperación de la identidad profesional es un aspecto relevante a tener en
cuenta para la configuración del "deber ser" de la profesión, para
que existan Trabajadores Sociales con un perfil profesional satisfactoria que
pueda responder ante cualquier demanda popular.
Bibliografía
·
Arturo Fernandez, M. R. (s.f.). Políticas
Sociales y Trabajo Social. Buenos Aires: HVMANITAS.
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